Una menor disponibilidad de alimentos afectó a la condición corporal de los ciervos retrasando el tiempo de apareamiento y disminuyendo las tasas reproductivas según los datos recogidos a lo largo de 22 años por un equipo de investigación de la Universidad de Córdoba

La investigadora de la Unidad de Investigación en Recursos Cinegéticos y Piscícolas de la Universidad de Córdoba Eva de la Peña analiza los caracteres sexuales de los ciervos de macho durante la berrea en 'La Universidad Responde' de La 2 de Televisión Española

Miércoles, 17 Febrero 2021 08:13

El desgaste del poder

Un trabajo de la Universidad de Córdoba evidencia que, en condiciones naturales, bajo una situación de competencia por los apareamientos intensa los machos de ciervo sufren mayor estrés cuando actúan como dominantes que como subordinados.

Las altas temperaturas y el descenso de precipitaciones han producido un retraso en la berrea de los ciervos según los datos recogidos por un equipo de investigación de la Universidad de Córdoba

El encargo de Patrimonio Nacional a la Unidad de Recursos Cinegéticos y Piscícolas utilizará muestras de trofeos de caza con más de 100 años de antigüedad y permitirá garantizar la pureza ibérica de los ciervos de ambos espacios naturales 

Felipe V fue el primer monarca en utilizar la finca de Riofrío (Segovia) como coto de caza. Entonces era propiedad del Marqués de Paredes y el rey no hacía más que alquilarla. Fue Isabel de Farnesio la que se decidió a comprarlo y hacerse la dueña y señora de uno de los parajes cinegéticos más destacados del país. Con el Palacio de Ríofrío ya en pie, quienes más utilizaron aquella residencia real para ir de caza fueron Francisco de Asís, esposo de Isabel II, y el rey Alfonso XII cuando enviudó la primera vez. Eran estancias puntuales, ya que Riofrío, como El Pardo, sólo fue utilizado por la Corona como lugar de vacaciones para, entre otras actividades, practicar la caza del ciervo. El único jefe de Estado que ocupó uno de estos palacios de manera permanente fue Francisco Franco. El dictador se instaló en El Pardo desde 1939 y allí vivió hasta 1975. Cazó como los reyes y sumó los trofeos a la galería de El Pardo y Riofrío, que llegó a albergar un Museo de la Caza.