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Miércoles, 21 de Julio de 2004 12:46

Corduba 04. Fons Mellaria. El catedrático Jose Ignacio Cubero asegura que muchos alimentos comunes no se comercializarían si se sometiesen al mismo control que los transgénicos.

G.C. - R.A.
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La falta de información es, según el catedrático de Genética de la Universidad de Córdoba, José Ignacio Cubero, uno de los principales motivos, que ha llevado al consumidor a rechazar los productos transgénicos. Sin embargo, aseguró, " si se extendiesen al resto de alimentos las pruebas de seguridad a las que se someten antes de comercializarse, muchos de ellos, como el café, la pimienta, la canela o las setas se retirarían del mercado por su alta toxicidad", porque los transgénicos no se consideran aptos para su consumo hasta que se comprueba que "no son tóxicos, ni alergénicos, que tienen el mismo valor nutritivo que la planta original de la que proceden y que no inciden negativamente en el medio ambiente".

El "exhaustivo" control que se ejerce sobre este tipo de productos debería ser, según Cubero, garantía suficiente para que se adquirieran sin temor, pero "desgraciadamente el consumidor desconoce las pruebas a las que se someten porque la Unión Europea no se ha preocupado de contárselas y de mostrarle que cuando los transgénicos salen al mercado son totalmente inocuos". Otro de los motivos que, según Cubero, ha impedido que en España se introduzcan los transgénicos con facilidad, ha sido la falta de confianza de la población en las autoridades sanitarias. Así, mientras en EEUU no se cuestiona el sistema, "en España está muy arraigada la costumbre de no fiarse de lo que diga el Ministerio de Sanidad".

Para el catedrático cordobés los españoles dan más credibilidad a lo que dicen los ecologistas que a los expertos en materia biotecnológica. Existe también, añadió, una guerra contra el sistema económico en la que se han visto envueltos los transgénicos. El movimiento antiglobalización, en su opinión, tiene mucho que ver con el rechazo a este tipo de productos, ya que su elevado coste hace que sólo las grandes multinacionales -contra las que se dirigen los "ultraecologistas"- sean capaces de apostar por ellos.

Por último Cubero planteó la necesidad de formar al consumidor para que sea consciente de las ventajas que plantea la modificación genética y de las importantes aplicaciones que está teniendo en el campo farmacéutico e industrial. Concluyó destacando que actualmente muchos productos de limpieza, condimentos y medicamentos se obtienen por organismos transgénicos y no hay rechazo porque ni siquiera se sabe.